miércoles, 1 de julio de 2015

LECTURA 10 EL RESPETO A LA IDENTIDAD


UNIVERSIDAD JUAREZ AUTÓNOMA DE TABASCO.

DIVISIÓN ACADÉMICA DE EDUCACIÓN Y ARTES. 


Educación Intercultural En México.


Lic. ciencias de la educación.


ALUMNO:

Fredy del Carmen Montiel Rodriguez.

CATEDRÁTICO: 

Ariel Gutierrez Valencia


EL RESPETO A LA IDENTIDAD COMO FUNDAMENTO DE LA EDUCACIÓN INTERCULTURAL

La educación intercultural ha adquirido la consideración de herramienta fundamental de cara a superar los prejuicios que existen hacia los grupos minoritarios, así como para conseguir una interacción cultural en el contexto educativo basada en el mutuo enriquecimiento que para el alumnado puede implicar esa coexistencia. Todo ello ha convertido el tema de la identidad en el centro de numerosos análisis que, como no podía ser de otro modo, han impregnado la reflexión y la
acción educativas.

En este sentido, si somos capaces de aceptar y respetar al otro por quien es persona, estaremos
favoreciendo su libertad de elección a la hora de construir una identidad dinámica que otorgue sentido a la idea de enriquecimiento mutuo que debe nutrir los procesos interculturales.

LA IDENTIDAD COMO EJE DEL DEBATE SOBRE EL INTERCULTURALISMO. 

El tema de la identidad es básico para poder tratar la cuestión de las relaciones interculturales, ya que cada grupo cultural posee unas características propias que conforman su identidad.  Sin embargo, en todos los grupos hay personas que, en muchos casos, han tenido que realizar un esfuerzo para que ciertas dimensiones de sus identidades personales coincidan, otorgando al grupo una idiosincrasia que por una parte les identifica como grupo. Toda educación intercultural es la necesidad de que ésta abarque a todo el alumnado y no solamente a aquellos alumnos pertenecientes a culturas minoritarias, es decir, «la educación intercultural debe ser un proyecto cósmico, con acciones y actuaciones dirigidas a la totalidad de la población»

Por tanto, la educación intercultural es, en este sentido, una educación pluralista, educación para la igualdad y para el respeto, por lo que la cuestión de la identidad se convierte en un tema central a la hora de reflexionar sobre la atención educativa en contextos de diversidad cultural. En cualquier caso es muy habitual olvidar que todos los grupos están formados por personas con características, trayectorias vitales o líneas de pensamiento propias, que pueden compartir o no con el resto del grupo en el que las encuadramos.

¿QUIÉN SOY YO?: LA IDENTIDAD INDIVIDUAL.

«La identidad es una necesidad básica del ser humano. Es tan necesaria como el afecto o el alimento». Efectivamente, la identidad es una característica exclusivamente humana, uno de los factores fundamentales que diferencian al hombre de todas las demás criaturas. Según Erikson (1989), la identidad individual es una definición de uno mismo que en parte está implícita, y que una persona adulta elabora como el elemento constituyente de su personalidad, y esta definición se sigue construyendo a lo largo de toda la vida. Es decir, su dinamismo y su posibilidad de cambio y por tanto de adaptación. 

Maalouf afirma que (1999) «la identidad no se nos da de una vez por todas, sino que se va construyendo y transformando a lo largo de toda nuestra existencia». Para Muñoz Sedaño (1997), la identidad personal es el sentido del yo que proporciona una unidad a la personalidad en el transcurso del tiempo, el reconocimiento de que mi yo, que vivió, participó y tomó decisiones en tiempos y lugares diversos a los actuales, es sin embargo idéntico: el mismo yo del presente. De igual forma, todo individuo negocia su identidad con su entorno, por lo que se nos hace difícil tomar decisiones individuales que pudieran llevarnos a ser rechazados por el grupo. 

En caso de que se produzca tal rechazo, el sujeto busca otro grupo donde su identidad sea aceptada. Según Muñoz Sedaño (1997), las consecuencias de un autoconcepto minusvalorado sobre el rendimiento escolar y sobre la adaptación personal y social pueden ser muy graves, siendo uno de los aspectos más importantes a tener en cuenta en la educación de inmigrantes y minorías étnicas marginadas. 

Uno de los principales estudiosos sobre el tema de la identidad fue Erik Erikson, profesor de Desarrollo Humano en la Universidad de Harvard. Para este autor, la adquisición de la identidad se revela como la principal tarea de la adolescencia, implicando tres componentes: un sentido de unidad entre las autoconcepciones, un sentido de continuidad a través del tiempo de estos atributos propios y un sentido de la correspondencia mutua entre las concepciones que sostiene el individuo sobre sí mismo y aquellas que sobre él mantienen las personas significativas de su entorno.

Para Charles Taylor (1996,10) «la identidad individual define de alguna manera el horizonte de mi propio mundo moral». Esta tesis se justifica con la afirmación de que el individuo, a partir de las características de su propia identidad, establece una escala de valores en la que queda reflejado aquello que resulta más o menos importante para él. Que la identidad sea sólida y estable, ésta debe
haberse desarrollado en un contexto de libertad, ya que «la identidad es algo personal, potencialmente original e inédita y, por consiguiente, inventada o asumida en cierta medida»

El propium de cada ser humano, en cuanto tal, el producto autónomo y libre que cada cual, desde la edad más temprana, ha ido construyendo a través de sus interacciones con los otros en entornos como los nuestros, cada vez más plurales». El tema de la identidad es crucial, ya que lo que pretendemos es lograr la libre expresión de nuestra propia identidad y el derecho a que ésta sea reconocida por los demás y no rechazada por el simple hecho de diferir de la identidad de la mayoría.

LAS IDENTIDADES COLECTIVAS. 

Son muchos los términos que se utilizan al respecto tales como identidad social, identidad cultural, identidad étnica, etc. Para Aguirre (1997, 3D la identidad étnica es «un sistema cultural de referencia,
a partir del cual una comunidad define su identidad grupal». Según Tajfel (1975), la identidad social puede ser entendida como «aquella parte del autoconcepto de un individuo que deriva del conocimiento de su pertenencia a un grupo social, junto con la significación emocional y valorativa asociada a dicha pertenencia».

Consideramos que esta idea expuesta por Kymlicka es fundamental en el tema del interculturalismo, ya que plantea el problema base de los conflictos interculturales. Cuando se está hablando de relaciones interculturales, en parte, nos estamos refiriendo a la lucha por el reconocimiento de las distintas identidades que coexisten dentro de un mismo espacio. Cuando una persona llega a una nueva sociedad puede descubrir que su identidad no es aceptada.
La persona recién llegada tiene dos opciones básicas; por una parte puede decidir integrarse de pleno en la sociedad receptora haciendo suya la identidad de tal sociedad para lograr el máximo grado de aceptación (asimilación), mientras que una segunda posibilidad puede ser establecer una lucha por el reconocimiento de su propia identidad, lo cual puede dar lugar al segregacionismo cuando tales identidades no son aceptadaspor el grupo mayoritario. En este sentido Shekel (1987) estima que son necesarias cuatro condiciones para que pueda crecer dicho pluralismo:
1. Existencia de diversidad cultural dentro de la sociedad.
2. Interacción inter e intragrupos.
3. Los grupos tienen que compartir aproximadamente las mismas oportunidades políticas, económicas y educativas.
4. La sociedad debe valorar la identidad cultural de los grupos y de las personas.

Primer lugar tengamos clara cuál es nuestra propia identidad, ya que:

"Si desconozco quién soy yo, no pura abstracción, sino existencia concreta, marcada por la raza, lengua, tradiciones y formas de vida, es decir, la cultura, no acertamos a ver cómo es posible ayudar a que los otros (educandos) descubran también quiénes son como seres humanos, que realizan, dentro de una cultura, una de las posibilidades de realización de la existencia humana" 

EL DOCENTE ANTE LA IDENTIDAD DE SUS ALUMNOS.

El alumno necesita sentirse valorado, en primer lugar atendiendo a «quién es él» (identidad individual) y en segundo lugar respetando los valores y costumbres de su cultura (identidad colectiva). La presencia en el centro educativo, en el aula, de elementos que los alumnos de culturas minoritarias identifiquen como propios de su cultura contribuirá de manera decisiva a que no perciban la institución escolar como algo lejano, sino como un entorno en el que su identidad es respetada y valorada, pero siempre teniendo en cuenta que «tanto los profesores como los alumnos autóctonos deberían ver a un argelino, un pakistaní o un chino no como ejemplares de las culturas originarias respectivas, sino como personas concretas que tienen, también y a veces de modo psicológicamente marcado, ciertos códigos culturales influyentes en su forma de pesar y actuar» 

CONCLUSION.

El fin de la educación intercultural es lograr la convivencia, el respeto y la valoración mutua entre los alumnos para que ese clima de entendimiento y de tolerancia se traslade a la sociedad en la que vivimos.

Precisamente ése debe ser el fundamento de la educación intercultural, es decir, para que ese deseo de respeto y entendimiento pueda transformarse en una realidad será necesario que todos los alumnos, que todas las personas se sientan valoradas, apreciadas y aceptadas por quiénes son y no únicamente por su procedencia y su cultura de origen.

La escuela es uno de los principales escenarios en el que los sujetos construyen sus identidades en interacción con los demás; la promoción adecuada de valores como la igualdad, el respeto, la solidaridad, el pluralismo, la tolerancia, hacia los otros como individuos, como personas y no sólo hacia las «otras culturas», hacia «las otras tradiciones» favorecerá el adecuado desarrollo de unas identidades personales respetuosas con los demás y capaces de reconocer y aceptar positivamente las diferencias.









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